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Declaración de la Segunda República

Tipo de proyecto

Pamfleto

Fecha

3/2/2025

Ubicación

San Juan, Puerto Rico

Declaración de la Segunda República
Puerto Rico ha sido, desde su primera resistencia ante el conquistador, una nación incompleta. Nació con voluntad de libertad, pero fue encadenada; reclamó su identidad, pero fue sofocada; exigió su soberanía, pero fue ignorada.

Hoy, tras siglos de dominio extranjero y un siglo de colonialismo disfrazado de libre asociación, declaramos que la Segunda República de Puerto Rico existe. No como una aspiración, ni como una petición al orden mundial, sino como un hecho inevitable, un acto de voluntad colectiva.

Nuestra existencia no está sujeta al reconocimiento de aquellos que nos han negado nuestra dignidad. No solicitamos su aprobación. Nos proclamamos soberanos porque siempre lo hemos sido. La república no nace de la concesión del amo, sino del espíritu irreductible de su pueblo.

La Segunda República se fundamenta en los principios de la república pura, aquel modelo que emana del pueblo sin monarcas ni tiranos, donde el poder se distribuye y equilibra.

En lugar de un Presidente, dos Cónsules compartirán el mando de la nación, electos por el voto popular y sujetos a un mandato de duración limitada. Su función no será la de perpetuar un régimen personalista, sino garantizar la estabilidad, la defensa y la administración justa del Estado. La concentración del poder ha sido la maldición de muchas repúblicas; nosotros, en cambio, abrazamos el principio de la dualidad, asegurando que ninguna mano gobierne con arbitrariedad.

El pueblo puertorriqueño no necesita permiso para autodeterminarse. Somos una nación con memoria, con lengua propia, con una historia que no se pliega a la voluntad extranjera.

La Segunda República se regirá por los siguientes principios inquebrantables:
1. Soberanía Absoluta – Puerto Rico es una nación por derecho propio y no por concesión de ningún poder extranjero.
2. República Pura – Un Estado sin déspotas ni partidos que se conviertan en dinastías. Dos Cónsules gobernarán con límites claros y en estricto balance de poder.
3. Autonomía Económica – La Segunda República fomentará la independencia productiva, la autogestión y la economía solidaria para erradicar la dependencia colonial.
4. Diplomacia de Principios – No imploramos el reconocimiento de potencias extranjeras; nos relacionaremos con quienes respeten nuestra soberanía y autonomía.
5. Democracia Directa – El poder reside en el pueblo, con mecanismos para la participación activa en la toma de decisiones y la revocación de líderes si traicionan la voluntad nacional.

Desde este momento, la Segunda República de Puerto Rico existe en la conciencia de sus ciudadanos, en cada acto de resistencia, en cada proclama de soberanía, en cada paso que damos fuera del yugo colonial. Su consolidación no depende de decretos externos ni de tratados impuestos. Su éxito será la consecuencia natural de un pueblo que ha despertado y ha decidido no seguir esperando.

No pedimos permiso. Ejercemos nuestro derecho.

No buscamos reconocimiento. Nos reconocemos.

No esperamos la historia. La escribimos.

La Segunda República de Puerto Rico es un hecho. Que lo entienda el mundo.

- Leo y Lucas

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